El Partido Comunista de Canadá apoya al pueblo Colombiano que lucha desde el 28 de abril contra el gobierno de Iván Duque y sus políticas reaccionarias y neoliberales, muchas de las cuales son dictadas por el imperialismo estadounidense. En particular, expresamos nuestra solidaridad con el Partido Comunista de Colombia (PaCoCol) y su organización juvenil (JuCo), quienes han estado involucrados durante décadas en movimientos sociales y en la lucha por una Colombia libre, soberana y socialista. También denunciamos la represión y violencia sistemática por parte del gobierno colombiano que ha dejado como resultado 1708 víctimas de brutalidad policial, 37 muertes y 831 detenciones arbitrarias, según los datos más recientes.
También expresamos nuestra solidaridad con el movimiento de huelga nacional, que ha obligado al gobierno a retirar las medidas regresivas de reforma tributaria que pretendían hacer que los trabajadores, los pequeños campesinos y las masas populares pagaran el déficit público. Estas reformas preveían, entre otras cosas, gravar las pensiones, los servicios públicos, los insumos agrícolas y congelar los salarios de los funcionarios hasta 2026, sin aumentar los impuestos a las grandes empresas.
Orgullosos de esta victoria, los sindicatos, los estudiantes, el movimiento indígena y campesino y otros sectores de la sociedad decidieron continuar y profundizar la lucha contra Duque, el neoliberalismo y el imperialismo estadounidense. A pesar de la represión, la ofensiva popular no ha decaído y sigue exigiendo la salida de Duque y su gobierno.
Colombia es uno de los países más desiguales de la región con un 40% de la población viviendo en la pobreza. Es evidente que el país ha sido devastado por el neoliberalismo. Durante muchos años, el imperialismo estadounidense y sus aliados han utilizado a Colombia como base de operaciones para las provocaciones y agresiones en la región, como demuestran los numerosos intentos de golpes de Estado y las campañas de desestabilización contra Venezuela, que han tenido su base en Colombia. El imperialismo depende tanto de Colombia que el país se convirtió en un estado socio de la OTAN en 2018.
La represión violenta y sistemática sobre los movimientos sociales en Colombia no es nueva. Cualquier movimiento, cualquier organización que pueda oponerse al yugo imperialista y al poder de las grandes empresas, es objeto de eliminación. De todos los asesinatos de sindicalistas en el mundo, dos tercios ocurren en Colombia.
Desde la firma de los acuerdos de paz entre el gobierno colombiano y las FARC en La Habana en el 2016, más de mil líderes sindicales, sociales y progresistas han sido asesinados, poniendo en peligro el proceso de paz. Con la actual represión apoyada por los Estados Unidos y la Unión Europea, este proceso de paz podría estar en grave peligro.
En cuanto a Canadá, su silencio cómplice es indicativo de los intereses que defiende. Las empresas mineras canadienses han redactado leyes mineras para que no paguen regalías y puedan saquear los recursos del país sin obstáculos. Las fuerzas colombianas han sido entrenadas por oficiales canadienses, mientras que Canadá ha vendido helicópteros y otros equipos militares al gobierno colombiano. Canadá no tuvo reparos en firmar un tratado de libre comercio con Colombia en el 2010.
Hoy, Canadá, Estados Unidos, el Grupo de Lima, la OEA y sus aliados intentan hacernos creer que Venezuela es un estado dictatorial y que debemos acudir a la ayuda del pueblo venezolano que busca la libertad. Sin embargo, Venezuela no reprime los movimientos sociales. En ningún momento Venezuela ha utilizado cárteles de la droga para financiar grupos a los paramilitares.
Hoy el pueblo colombiano está en pie de lucha. Su lucha es la nuestra, porque es la lucha de todos los pueblos del mundo contra el imperialismo y contra el capitalismo. Es una lucha contra el dominio de las empresas transnacionales, contra la represión de los movimientos populares y democráticos en Colombia y la región. También es nuestra lucha porque el pueblo colombiano está luchando contra las mismas empresas mineras que aquí en Canadá, directa o indirectamente, son responsables de la destrucción de nuestro medio ambiente, participan en el robo de las tierras de los pueblos indígenas y dictan las políticas de nuestro gobierno.
Exigimos al Gobierno de Canadá que condene pública y claramente la represión del gobierno de Duque. También exigimos que Canadá levante sus sanciones contra Venezuela, porque es evidente que Duque, no Nicolás Maduro, es el líder de un estado “canalla” que pone en peligro la soberanía y la paz en América Latina.